Las organizaciones deben aumentar su eficiencia a niveles máximos, identificando las oportunidades de mejora en toda la cadena productiva, y, por lo tanto, eliminar todas las ineficiencias y mermas sobre los principales procesos de negocio, con el objetivo de generar una cultura de calidad.
La adopción de diversas metodologías que tengan como foco la mejora continua, es vital para que se puedan identificar los puntos criticos a mejorar, donde el análisis inteligente de datos toma un papel fundamental para generar cambios significativos.
Aquellas empresas que asuman el reto de ser eficientes son aquellas que llevarán a la innovación en su ADN, estas son además, las que lograrán adaptarse rápidamente a un entorno cada vez más competitivo y cambiante.